Esta es la historia de una familia. Bueno, no de una de sangre, pero sí de tres amigxs que son familia. Ponte en situación: una actriz [TERE], un autor/director [CARLOS] y una mujer con alma de productora [ISA] que tiene su trabajo de oficina (y, por tanto, la cocotera muy bien organizada como para poner a los otros dos los pies en la tierra).

 

Estos tres, además de amigos, viven juntos (con este comienzo la historia podría acabar muy mal, pero ya te avanzamos que no... Por ahora). TERE y CARLOS ya tienen sus proyectos, incluso ella ya ha trabajado en una comedia que CARLOS escribió hace tiempo y que otra compañía está produciendo. Y entonces, un buen día, surge la pregunta: «¿Por qué no lo hacemos nosotros mismos?»

 

La oportunidad de hacer lo que nos gusta y de la forma que nos gusta. Con esa idea damos nuestro pistoletazo de salida, y estas cabecitas pensantes se ponen a trabajar. Tras un brainstorming desastroso —como todos los buenos brainstorming—, un día CARLOS sale de la ducha —gran momento de inspiración— con una idea clara: GORDAS.

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ISA y TERE se miran. No saben si dudar o confiar. Venga, confiamos, confiamos. Vamos allá...

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Pero, ¡un momento! ¡Un momento! Si nos montamos algo por nuestra cuenta, si esto que vamos a hacer es nuestra propia productora (madre mía, qué agobio así, de repente)... ¡Necesitamos un nombre!

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Las cabezas vuelven a ponerse otra vez a funcionar. Y entonces ISA, conocida en el equipo como la persona con la mente más rápida y los juegos de palabras más diestros (y unos chistes que a veces dan vergüencita ajena), suelta la bomba: Bendita Inocencia.

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Y BENDITA INOCENCIA nace. Ni somos unos benditos ni pondríamos una mano en el fuego por nuestra inocencia... Pero dale una vuelta, ya verás como el nombre tiene sentido.

 

Eso sí, aunque nos veas aquí únicamente a los tres, bien monos, bien abrazaditos en la fotito de arriba, detrás de esto hay más gente que hace que el viaje sea posible (y aún más bonito). Gente que confió en nosotros desde el principio, a ciegas, y que nos acompaña día sí, día también, en el abrazo. Mara, Sergio, Alejandro, Nat…

 

Y ojalá que la familia siga creciendo.